Las
algas verdeazuladas también son llamadas bacterias verdeazuladas porque carecen
de membrana nuclear como las bacterias. Sólo existe un equivalente del núcleo,
el centroplasma, que está rodeado sin límite preciso por el cromatoplasma
periférico coloreado. El hecho de que éstas se clasifiquen como algas en vez de
bacterias es porque liberan oxígeno realizando una fotosíntesis similar a la de
las plantas superiores. Ciertas formas tienen vida independiente, pero la
mayoría se agrega en colonias o forma filamentos. Su color varía desde
verdeazulado hasta rojo o púrpura dependiendo de la proporción de dos pigmentos
fotosintéticos especiales: la ficocianina (azul) y la ficoeritrina (rojo), que
ocultan el color verde de la clorofila. Mientras que las plantas superiores
presentan dos clases de clorofila llamadas A y B, las algas verdeazuladas
contienen sólo la de tipo A, pero ésta no se encuentra en los cloroplastos,
sino que se distribuye por toda la célula. Se reproducen por esporas o por
fragmentación de los filamentos pluricelulares. Las algas verdeazuladas se
encuentran en hábitats diversos de todo el mundo. Abundan en la corteza de los
árboles, rocas y suelos húmedos donde realizan la fijación de nitrógeno.
Algunas coexisten en simbiosis con hongos para formar líquenes. Cuando hace
calor, algunas especies forman extensas y, a veces, tóxicas floraciones en la
superficie de charcas y en las costas. En aguas tropicales poco profundas, las
matas de algas llegan a constituir unas formaciones curvadas llamadas
estromatolitos, cuyos fósiles se han encontrado en rocas formadas durante el
precámbrico, hace más de 3.000 millones de años. Esto sugiere el papel tan
importante que desempeñaron estos organismos cambiando la atmósfera primitiva,
rica en dióxido de carbono, por la mezcla oxigenada que existe actualmente.
Ciertas especies viven en la superficie de los estanques formando las “flores
de agua”.
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