Se
cuentan entre los organismos más antiguos; la primera alga verde aparece en el
registro fósil hace más de 2.000 millones de años. Se les considera
predecesoras de las plantas verdes terrestres. Las algas verdes se asemejan a
las plantas superiores en que tienen clorofila A y B y almidón como material de
reserva. La mayoría son unicelulares (móviles o no móviles), coloniales o
pluricelulares. Las especies unicelulares móviles se desplazan en el agua
gracias a los flagelos lo que les asemeja a los flagelados vegetales y se
diferencian en la reproducción sexual. Las especies inmóviles pueden generar
células reproductoras móviles, es decir, zoosporas. Tanto las móviles como las
inmóviles pueden vivir aisladas o reunirse en colonias; a menudo, éstas tienen
forma determinada y un número fijo de células, todas ellas iguales, y
constituyen un cenobio o una comunidad celular. La mayoría posee paredes
celulares con dos capas, una interna de celulosa y otra externa con pectina,
sustancia blanca amorfa que producen algunas plantas. Muchos clorofitos unicelulares
se agrupan en filamentos y son visibles como musgo de río o verdín de charca.
En hábitats marinos las más desarrolladas se componen de sifones plurinucleados
y alcanzan una longitud de 10 metros. Un género tiene las paredes celulares
impregnadas con una forma de carbonato de calcio llamada aragonita y contribuye
de modo importante a la formación de los arrecifes de coral. Las algas verdes
se localizan también en el suelo húmedo, adheridas a las plantas terrestres
(algunas de éstas son parásitas), e incluso en la nieve y el hielo. Las formas
marinas son fáciles de ver en las rocas costeras cuando baja la marea. Algunas
especies terrestres de algas viven en simbiosis con los hongos (líquenes). Las
algas verdes se reproducen de forma vegetativa (por fragmentación y división
celular), asexual (por esporas y zoosporas), y sexual por conjugación; y en
muchas especies se da la alternancia de generaciones. Las algas verdes tienen
una enorme importancia ya que constituyen una fuente de alimento (plancton) para
otros organismos acuáticos y contribuyen al aporte de oxígeno atmosférico.
Cuando la población de caráceas (algas de agua dulce) aumenta demasiado
provocan mal olor y en charcas y lagos contaminados por nitratos y fosfatos
aparece en el agua una espuma densa y maloliente y se produce un drástico
descenso del oxígeno disponible, necesario para otras formas de vida acuática.
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